domingo, 7 de septiembre de 2014

REFLEXIÓN. SEAMOS UTÓPICOS, PIDAMOS LO IMPOSIBLE: IGUALDAD REAL


Texto: Carmela García Ruiz

Carmela García nos anima a seguir luchando por la IGUALDAD REAL
Espero que esta reflexión sea un intento de poner la lucha de las mujeres en un primer plano y que nos creamos de verdad que unos derechos por los que lucharon las mujeres, desde hace 150 años por la igualdad, no nos la arrebaten.
Desde las primeras mujeres sufragistas que perdieron la vida en Inglaterra inmolándose por sus derechos de poder votar, elegir y ser elegidas, hasta nuestros días ha habido muchos sufrimientos y lucha por conseguirlo.
Un gran crecimiento de compromiso por parte de la mujer fue en la república donde se consiguió: el derecho al aborto, el divorcio, incorporación de la mujer al mundo del trabajo y su compromiso político. Por ejemplo la primera mujer ministra de la república Victoria Kent, La Pasionaria mujer luchadora y comunista que dieron vigor a las políticas de igualdad y dieron ejemplo de que era posible.
En la Guerra Civil la mujer tuvo un papel importantísimo, no solo en el frente de batalla sino también en la retaguardia, miles de mujeres anónimas luchadoras, que pagaron después terminada la guerra muy caro este compromiso político, fueron fusiladas, encarceladas, torturadas y violadas por luchar por la república y todos los derechos democráticos, educación, sanidad, etc. y libertad en definitiva.
40 años de dictadura fue la gota malaya que utilizo el dictador no solo para reprimir, sino para asustar y amedrentar a la siguientes generaciones, instalándose un limbo mental en el que nos trataron de convencer (afortunadamente no todas sucumbieron a esta imposición).
Menospreciando a las mujeres que no tienen hijos y que son menos mujeres por no tenerlos; nos intentaron hacer creer que somos menos inteligentes que los hombres.
Nos quieren devolver de nuevo a las cocinas y hacernos en definitiva el descanso del guerrero.
Después de 35 años de democracia hay mujeres que no saben o no quieren saber que la igualdad no nos la dieron, la conquistamos.
En todas las universidades hay un mayor porcentaje de mujeres que de hombres que terminan sus carreras; más mujeres que hombres que estudian carreras técnicas, sin embargo llegamos a la realidad que contratan más hombres que mujeres en puestos de responsabilidad.
¿Por qué tanto miedo a la igualdad de oportunidades en estas situaciones con respecto a la mujer?
No pretendemos instalar un sistema de matriarcado, pero sí luchar contra el sistema patriarcal que no es igualitario ni por asomo. El sistema patriarcal es impuesto por la iglesia y por los gobiernos de derechas para el sometimiento de la mujer en todos los ámbitos, laboral, educativo, sanitario, etc.
Luchemos por no ser unos simples baúles reproductivos, queremos ser mujeres que decidamos libremente su maternidad responsable, o no ser madre, pero libremente sin coacciones ni condenas por parte de un clero intransigente y coactivo que, en el año 2014, sigue diciendo que no somos iguales, que la mujer es inferior. Después de 2.000 mil años el hombre sigue sin evolucionar.


SEAMOS UTÓPICOS, PIDAMOS LO IMPOSIBLE 

 IGUALDAD REAL

El papel de las milicianas en la Guerra Civil

No exactamente en pie de igualdad –véase la editorial de LA VANGUARDIA de 10 de enero de 1937-, pero a escasísimos meses de comenzar la guerra, la zona republicana advirtió la carencia que tenía en los mandos medios, así como en el número de soldados (téngase en cuenta que apenas estalló el golpe de Estado, la República licenció a todos los reclutas ante el temor de que fuesen llamados a las filas del bando faccioso).



Es así que se observa cómo la mujer en la zona republicana llega al frente fusil en mano. Aquí vemos en esta imagen –La Vanguardia, 20 de septiembre de 1936- a «Pilar Pérez Llopis, Sargento del batallón de Valencia», según dice a pie de página.


















«La mujer madrileña y la lucha contra el fascismo», así reza la portada del diario barcelonés “La Vanguardia”, a fecha de 27 de enero de 1937.



Madrid no caerá nunca en poder del fascismo. Todo el pueblo, hombres y mujeres, ha sabido formar una barrera infranqueable. Las pruebas de heroísmo se suceden y, al cabo de dos largos meses de asedio, sigue siendo la ciudad invicta que ha de convertirse en tumba de la reacción. He aquí un grupo de milicianas que actúa en el sector del centro.





En el verano de 1936 la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente en el símbolo de la movilización del pueblo contra el fascismo. Vemos cómo en la cartelería de guerra aparecían mujeres con el gesto heroico. Imagen que contrastaba con la imagen tradicional de la mujer como subordinada.



Esta imagen sin duda alguna rompedora fue utilizada estratégicamente como forma de campaña para hacer que los hombres acudiesen a la llamada, si acaso incluso sintiéndose heridos en su virilidad.



Desde el comienzo, la participación mayoritaria de la mujer fue en la retaguardia (Como dice el editorial de la Vanguardia de 10 de enero de 1937 antes citado: Alguien lanzó la consigna «¡faltan ropas, faltan lavanderas, faltan enfermeras!»; las mujeres la entendieron y abandonaron los arreos castrenses por otros de apariencia más pacífica, pero no menos valerosos»). Sin embargo, un cierto sector de mujeres sí llegó al frente, dispuestas para el combate. Iban al frente ávidas de defender los derechos que habían adquirido en el periodo republicano. Fue el momento de famosas milicianas como Lina Odena, Rosario Sánchez "La Dinamitera", la vasca Casilda Méndez y muchas más. No obstante, incluso en los frentes, existía un marcado grado de división sexual del trabajo ya que normalmente las mujeres realizaban las labores de cocina, de lavandería, sanitarias, correo, de enlace etc. si bien es cierto que muchas lucharon como soldados emprendiendo a menudo acciones de combate.


Pasados, sin embargo, esos primeros meses de euforia revolucionaria, el papel de la mujer fue reorientado de otra manera. La imagen militarista de la miliciana desapareció de los carteles y empezaron a aparecer mujeres en imágenes más tradicionales, dedicadas a las tareas típicas de asistencia social. A partir de ahora, las mujeres fueron las heroínas de la retaguardia, modelo a imitar por todas ellas. Esta imagen llegó a ser un factor importante en las estrategias para movilizar a las mujeres hacia las causas antifascista y revolucionaria. En este ámbito no beligerante, miles de mujeres se lanzaron a esfuerzos bélicos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en servicios sociales, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de apoyo a los combatientes. Las mujeres pues, desempeñaron un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo.



La imagen que encabezaba esta columna, de La Vanguardia, de 27 de enero de 1937, contrasta fuertemente con las dos páginas que contenía su interior, en cuyas imágenes se observa como la gran mayoría de personas que allí se empleaban por la causa de la guerra, eran mujeres.














 La Vanguardia, a 2 de septiembre de 1936: “La mujer y la lucha antifascista”, o cómo ilustrar un diario de la zona republicana con una imagen que bien podría haber ilustrado el “Arriba”.






















27 de Septiembre de 1936: “Ropas de invierno para los milicianos”.


















  • ¿Se utilizó a las mujeres como objeto de cartelería?
  • ¿Hubo milicianas «con la pata quebrada»?
  • ¿Se utilizó a las mujeres como costureras-lavanderas-enfermeras de forma casi exclusiva?
  • ¿La mujer en el frente fue un reclamo? ¿norma o excepción? ¿Se ha idealizado el papel de la mujer en la guerra civil?



Este artículo tiene como única pretensión dar lugar a una reflexión en base a lo dicho, sobre el papel de las milicianas en la Guerra Civil.

LA MUJER Y LA IGLESIA (1ª parte)

Texto: Verónica Lebrument García


El reciente libro "Cásate y sé sumisa" ejemplifica la actitud patriarcal aún presente en la iglesia católica
Antes de la entrada de la iglesia católica en algunas sociedades se daba el matriarcado, donde los lazos genealógicos seguían el linaje materno (matrilineal). La autoridad, el derecho y la riqueza estaban en manos de las mujeres, las cuales transmitían ese poder a sus hijas.

En otras sociedades como la celta, las mujeres gozaban de una igualdad total con respecto a los hombres en la educación y derechos. Las mujeres no eran propiedad de los hombres, tenían igualdad plena con los bienes comunes, ninguno podía vender ninguna propiedad sin el consentimiento del otro.

Todo esto cambió al ser conquistados y la fe cristiana se implantó como la religión verdadera.

En el cristianismo la iglesia presenta a la mujer como un ser inferior intelectual y moralmente, relegándola al ámbito del hogar donde se tiene que dedicar a hacer la vida más fácil al hombre, satisfacer sus deseos y cuidad de los hijos. Tratando al hombre como un ser superior.

La iglesia católica considera a la mujer la causante de todos los males que padecemos, empezando con el personaje de Eva, culpándola del pecado original.
La sociedad patriarcal que defendió y sigue defendiendo la iglesia actualmente sigue manteniendo estos mismos roles.
No tenían (ni tienen según ellos) derecho a la misma educación que el hombre debido a esa inferioridad.

Tales ideas están recogidas en el libro "Cásate y sé sumisa", en el que recoge todos los postulados que la iglesia quiere seguir aplicando en el S.XXI. Este libro sin ánimo de darle publicidad es un reflejo de lo que una “buena” mujer debe ser.

En un documento firmado por Juan Pablo II acusa al feminismo como único culpable de esta confusión de roles y sacrificando el ámbito familiar en favor de la incorporación de la mujer en el mundo laboral.
Para el catolicismo las mujeres son tan inferiores que son incapaces de decidir por si mismas, no son dueñas de su propio cuerpo, por lo que les quita el derecho a decidir si abortan o siguen con su embarazo.
Para ellos la mujer es una mera máquina reproductora, aún a costa de su propia salud.

Una cita del Abad Bernardo de Claraval que definía a la mujer como “sacos de basura”.

Ahora hago una pregunta: ¿Se puede ser feminista y creyente a la vez?

LA MUJER EN LA SEGUNDA REPÚBLICA

Texto: Patricia García Ruiz



Dolores Ibárruri fue diputada del PCE durante la Segunda República española
Este artículo intenta responder a la pregunta de si mejoró la situación de la mujer durante la Segunda República.
A principios de 1930 había un total de 12 millones de mujeres, dentro de los 23 que había en España.
Las mejoras: mejor nivel social y económico, mayores libertades. Entre el 31 y el 36 y el 36 y 39. Hasta que estalló la guerra civil.
En este periodo las mujeres se caracterizaban dentro del modelo demográfico por la caída del índice de mortalidad y el superávit femenino, otro índice demográfico el descenso de la natalidad, reproducción, nupcialidad y el alza de la edad de matrimonio, así les queda más tiempo para otras actividades.
En este periodo los hombres se dedicaban al trabajo fuera de casa y ellas, al hogar; pero fue avanzando la industrialización y este modelo se rompió. La mujer empezó a trabajar en el sector industrial, aunque continuó con las tareas domésticas.
En esta época las leyes posibilitaron cierto aumento de los salarios femeninos o algún cargo público bien remunerado, antes cerrados para ellas. Antes estaba arraigado, dentro de las crisis económicas, que la mujer restaba puestos de trabajo a los hombres. Era una postura de la iglesia y la derecha. Esgrimiendo razones biológicas, sociales y económicas. La izquierda y el movimiento feminista fueron quienes defendieron la igualdad (Asociación de Mujeres Españolas).
Por otra parte, supuso un aumento del movimiento lingüístico, un mayor nivel de sindicalización, también estalló entre los trabajadores con motivo de la implantación del seguro de maternidad. Las huelguistas lideradas por la Conferencia Nacional del Trabajo se oponían a la cotización trimestral con que las obreras debían contribuir al seguro.
Hubo ciudadanas que tomaron parte en los movimientos insurrecciónales que acompañaban a las huelgas obreras, manifestaciones, tumultos. Las manifestaciones tenían una finalidad importante, un nuevo Orden Social. En enero de 1933, en Casas Viejas, el ataque de las fuerzas públicas provocó la muerte de dos libertarias. Otra libertaria que tuvo eco en aquel tiempo fue Esperanza Castejón, que intervino en la proclamación del comunismo libertario en el pueblo aragonés de Albate. Dentro del movimiento existía la compañera del militante anarco socialista, que aunque no interviene directamente en la lucha, constituían un sostén en el hogar y en situaciones de persecución o encarcelamiento.
Medidas legislativas: a favor de la equiparación legal entre las ciudadanas de los 2 géneros, siendo reivindicado desde años por la izquierda y el feminismo. Se consagra en la Constitución del 31, un conjunto de artículos en los que se establece la equiparación política, jurídica y social, dentro y fuera del matrimonio. Uno de los artículos se puso en práctica fue el art. 53, donde se indica que los mayores de 23 años, hombres y mujeres, serían elegibles para el cargo de diputados. Un paso primordial para que las mujeres pudieran construir leyes.
Consiguieron entrar en la elaboración de la Constitución republicana.
El decreto del 8 de mayo del 31 les declaraban elegibles para formar parte de las Cortes constituyentes. Entre las cuales destacan Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken, Francisca Bohigas y Dolores Ibarruri.
Art. 36 igualdad de derechos electorales.
Hubo españolas que ocuparon altos cargos: Victoria Kent, directora de prisiones; Clara Campoamor,  directora de Beneficencia, Asistencia Social; otras mujeres estuvieron en consejos nacionales de sanidad y asistencia pública o fueron delegadas del gobierno y creció el número de alcaldesas y concejalas tras las elecciones de 23 de abril de 1933. Fue cuando las ciudadanas se afiliaron a los partidos. Otro art., el 40, permitió el acceso al empleo (cargo público) según mente y capacidad, se permitió opositar a notarías, registradoras y secretarias de juzgados.
Equiparación de los cónyuges dentro del matrimonio. Pudieron ser tutoras de menores e incapacitados, testigos en los testamentos, miembros de los juicios y ejercer la patria potestad. Sobre los menores, se suprimió la diferencia de pena en casos de parricidio por honor. Se elaboraron leyes de matrimonio civil y divorcio y la libre disposición de sus bienes. Se suprimió la incapacidad civil de la mujer casada.
Hubo un aumento de la alfabetización. Queda mucho por escribir; pero la Segunda República mejoró claramente la situación de la mujer. Sobre todo si se compara la época anterior y posterior.

Bibliografía: Mª Gloria Núñez Pérez. (catedrática de Historia).

FEMINISMO ISLÁMICO

Texto: José Antonio Díaz Recio
 Antes de entrar a conocer el feminismo islámico es necesario, para una mejor compresión de este término, que realicemos una definición del mismo. Por ello, para poder definir el feminismo islámico debemos citar a la premio Nobel de la Paz Shirín Ebadi, según la cual el “el feminismo islámico significa que una mujer musulmana puede también ser feminista y que feminismo e islam no son incompatibles”.
El feminismo islámico no es un movimiento homogéneo, al igual que los movimientos feministas en occidente, además, el feminismo islámico va unido a la crítica del sistema capitalista, de la globalización y de las desigualdades sociales; ideas que tiene su origen en las luchas por la plena emancipación de los países imperialistas, que ejercieron su poder mediante las colonias de éstos en el mundo árabe. El feminismo islámico reclama los derechos que le han sido usurpados a la mujer por una interpretación fundamentalista y patriarcal del islam.
El feminismo islámico se está encontrado con múltiples dificultades para la expansión de sus ideas por el mundo, como consecuencia de las dictaduras, con las que también se lleva el Borbón, que censuran las redes informáticas, y por otro lado, y por terrible desgracia, por gran elemento patriarcal que pervive en las sociedades musulmanas. Sin embargo, y a pesar de todo esto, el feminismo islámico está consiguiendo su globalización por Occidente y Oriente a través de las propias y mujeres y de internet, en el caso de los países que no censuran este área de conocimiento.
Este movimiento es una herramienta para mejorar el Estado y la sociedad en su conjunto, y en concreto el individuo . A través de él se está permitiendo a la mujer musulmana poder enlazar la cultura de sus padres con su vida en las sociedades occidentales, así también, el feminismo islámico ha permitido a la mujer articular una forma diferente de comprender el islam, su cultura, implantar la igualdad de género, y reivindicar el surgimiento de la democracia y los derechos humanos. Además, el movimiento feminista islámico se ha presentado como uno de los más radicales, al defender la plena igualdad, tanto en el ámbito público como privado, entre mujeres y hombres.
Para concluir hemos de reconocer el papel fundamental que realiza el feminismo islámico en cultura islámica, dado que este no sólo debe luchar contra el sistema patriarcal y fundamentalista implantado en la mayoría de países árabes, sino que además se debe enfrentar al rechazo que se ha instaurado en occidente a todo lo relacionado con el mundo árabe;, por lo que debemos, a través del feminismo de occidente, tender lazos de unión y apoyo al movimiento feminista islámico, porque, a mi entender, este debe ser un movimiento global, que a través de la lucha de todas las personas feministas contra el patriarcado, nos permita aniquilar cualquier régimen político que se atreva a menospreciar a la mujer.

EL PAPEL DE LA MUJER EN LOS CUENTOS INFANTILES


 
Texto: Mirella Giglio Busetto


Blancanieves y su madrastra, dos estereotipos de los cuentos infantiles
 Todas hemos oído en nuestra infancia, y seguramente hemos contado también luego, cuentos infantiles; los clásicos, los cuentos de Charles Perrault, de los hermanos Grimm, de Hans Christian Andersen. Y seguro que también hemos visto sus adaptaciones cinematográficas de la mano de Walt Disney. Nos hemos conmovido con las dificultades de Cenicienta, de Blancanieves, o de Bella, hemos reído y hemos disfrutado de su final feliz. Pero si nos paramos a analizar el papel de la mujer en esos cuentos, creo que la emoción más común será la indignación o la rabia.

Nadie pretende que en un cuento infantil los personajes tengan profundidad o matices. Están hechos para entretener, para enseñar valores, para preparar a la niña y al niño a su vida en sociedad. Y es precisamente por eso que si queremos leer a nuestras peques unos cuentos tradicionales, será mejor que lo hagamos de forma crítica y preparándolas para luchar contra estereotipos que, si eran “normales” en la sociedad atrasada y patriarcal de los siglos XVII, XVIII y XIX, son intolerables en una sociedad moderna en la que la mujer reivindica su espacio como sujeto activo, libre e independiente.

Vamos a recordar, por ejemplo a la más clásica y popular: Blancanieves. Es bella, y cómo no, provoca envidia. Porque las mujeres, en los cuentos infantiles, o son sumisas o son perversas. Huyendo de la pérfida madrastra (ahí también: las madrastras siempre son perversas), es acogida por los siete enanitos. Y aquí viene lo mejor: para pagar su hospitalidad, se ve normal que se convierta en su criada a tiempo completo: cocina, limpia, lava...Pero no es solo eso. Es que la pobre, dicen en el cuento, no piensa mal de nadie. Hoy diríamos que es tonta de remate. Pase la primera vez que intentan matarla, pero que siga confiando después, a pesar de las advertencias de sus protectores enanitos, ya tiene delito. Y naturalmente, su ingenuidad, sometimiento y belleza tendrán premio: el indispensable príncipe la ve, y ni muerta ni nada, se enamora de ella y se la lleva. Mensaje: sé buena, obediente, sumisa, inocente, aguanta todas las barbaridades que te hagan y tendrás premio. ¿De veras queremos trasladar este mensaje a las futuras generaciones de mujeres?

Este es en general el papel de la mujer en los cuentos infantiles tradicionales: sumisa, ingenua a veces hasta la estupidez; incapaz de defenderse de los malos tratos y de los abusos; siempre a la espera de algún héroe que la salve de un destino cruel, sea príncipe, minero o leñador (aunque el “premio gordo” se lo suele llevar el príncipe, ya que nunca esas heroinas se enamoran de los leñadores ni de los mineros); siempre dispuesta a seguir al primer príncipe que se quiera casar con ella. Además, dan a entender que el fin último de una mujer es encontrar a un hombre que la quiera, que la proteja y que se case con ella. No hay otro destino para ella, no hay otra posibilidad de realización personal.

Obviamente las condiciones hoy en día son diferentes, pero el mensaje que lanzan estos cuentos puede ser igual de dañino para la educación de las nuevas generaciones. Y aunque hay modernos cuentos infantiles que transmiten diferentes valores, es recomendable por parte de unas personas adultas preocupadas por la educación de las nuevas generaciones una gran atención a la hora de escoger y leer cuentos, ya que en la onda de patriarcado neoliberal que asola nuestros países,se ha dado el caso incluso de una editorial (española) que ha publicado una colección de cuentos infantiles “para niños” y “para niñas”, con sus respectivas cubiertas rosa y azules. Todo un hito en reproducción de estereotipos machistas.

Puede que encontremos, buscando y rebuscando, cuentos infantiles libres de estereotipos y valores patriarcales, pero si no, siempre nos quedará la alternativa de revisitarlo con nuestras pequeñas oyentes desde una perspectiva crítica, feminista. ¿Qué harías si una malvada madrastra te maltratara? ¿Seguirías cantándole a los pajarillos y sometiéndote o defenderías tus derechos? ¿Estás segura que querrías ser reina, o no preferirías a lo mejor ser astronauta o médico?¿Y qué te parecería el baile en el que el príncipe escoge su futura mujer? ¿Qué pasar si el príncipe es antipático? ¿Y por qué debe ser él el que escoge? No te sientes tratada como un animal en una feria de ganado? Provoquemos la reflexión y la imaginación para discutir esos odiosos estereotipos, que por otra parte se reflejan en ciertos programas de televisión muy populares y muy “modernos” que, con su difusión, pueden echar por alto decenios de lucha feminista.

MUJER Y VOTO (1ª parte)

 
Imagen de sufragistas norteamericanas (Magaluf.com)
Antes de entrar a abordar el tema que nos ocupa vamos a aclarar dos términos, como son el sufragio universal y el sufragio igual. Mientras el primero hace referencia al derecho al voto de todas las etnias (relativo a la inclusión de las personas de color), considerado más revolucionario en determinado momento de la historia, el segundo término hace referencia al derecho al voto del hombre y la mujer. 
 
Hablar del derecho al voto de la mujer es hablar de las sufragistas, siendo la reivindicación de este derecho una de las principales causas de movilización de las mujeres, que pensaban que les daría acceso a los centros de decisión políticos y les permitiría elaborar leyes que abolieran las otras desigualdades. Su consecución supuso una de las grandes revoluciones del siglo XX. 
 
En el siglo XIX la sociedad sufre una transformación social y política ,gracias al derecho al voto, a una sociedad de clases, urbana y capitalista (de la que aún formamos parte). En un principio este derecho les era negado a los analfabetos, a los pobres y a las mujeres. Posteriormente se hizo extensivo a todos los hombres, dejando al margen de la toma de decisiones a la otra mitad de la población. En esta sociedad la mujer seguía teniendo como única función ser madre y esposa y estaba apartada de la esfera pública.
 

Con el Manifiesto de Seneca Falls o Declaración de Sentimientos, en el que se recoge que "toda la raza humana es idéntica en cuanto a capacidad y responsabilidad", publicado en 1848 en EEUU, arranca la lucha de las sufragistas para conseguir la plena ciudadanía. Se obtienen los primeros éxitos en Nueva Zelanda (1893) y Australia (1901), primeros países en otorgar a la mujer el derecho al voto. En EEUU consiguieron que el Estado de Wyoming fuera la primera entidad política en el mundo que reconoce legalmente el voto femenino en 1869, hasta 1920 cuando se reconoce este derecho a todas las mujeres de la nación. 
 
Detención de Emmeline Pankhurst
Por otro lado hay que destacar el papel que jugaron las sufragistas británicas. El sufragismo británico se dividió en 2 líneas: una moderada, organizada en la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino, lideradas por Millicent Fawcett, que se dedicaba a la propaganda política, convocatoria de mítines y campañas de persuasión. Después de 40 años con esta metodologia y sin haber conseguido cambiar el pensamiento imperante surgen las "sufragettes", lideradas por Emmeline Pankhurst que fundó la Unión Social y Política de Mujeres. Su objetivo era la consecución del voto pero sirviéndose también de la acción directa, lo que generalizó los encarcelamientos y las huelgas de hambre ante la represión creciente, llegando incluso a su ilegalización. Esta radicalización fue la que contribuyó a la consecución del voto femenino que obtuvieron en 1917 aunque fue concedido como un premio a su labor patriótica durante la I Guerra Mundial.



Acto de sufragistas en Francia
En Europa y desde una perspectiva cronológica, fueron países del norte como Noruega y Finlandia los primeros en consagrar la igualdad política, siguiéndoles Dinamarca, Islandia y tras la I Guerra Mundial lo hacen gran parte de Europa como Alemania, Suecia, Holanda, URSS entre otros. Paradójicamente, Francia, cuna de la ilustración y del liberalismo fue de los últimos países occidentales en aprobar el voto femenino (junto a Italia tras la II Guerra Mundial) durante el gobierno provisional del general de Gaulle. Los argumentos para excluir a las mujeres variaron a lo largo del tiempo desde "la consideración de su incapacidad para ejercer el voto libre dada su dependencia económica" esgrimido en el Antiguo Régimen, pasando por "la incompatibilidad entre los deberes como madre y esposa con el ejercicio del derecho al voto "y a que "estaban muy influenciadas por el clero e inmaduras políticamente” durante el siglo XIX y principios XX. Por lo que ni durante la Revolución ni en la Constitución de 1791 fue reconocido este derecho, recogiéndose finalmente en el preámbulo de la Constitución del 27 de octubre de 1946 en los principios fundamentales de la República. 
 
En cambio en España durante el siglo XIX y principios del XX el feminismo tuvo menor envergadura y se centraba más en reivindicaciones de tipo social, tal y como ampliaremos en la segunda parte de este texto centrado en el voto de la mujer en España, destacando por el momento que se consiguió en 1931 durante la II República.
 
Bibliografía:


Historia del Sufragio Universal: Lista de países, por orden de antigüedad, en los que desde el siglo XIX se ha implantado el Sufragio Femenino

- LISTADO DE PAÍSES POR ORDEN DE IMPLANTACIÓN DEL VOTO FEMENINO -