No
exactamente en pie de igualdad –véase la editorial de LA
VANGUARDIA de 10 de enero de 1937-, pero a escasísimos meses de
comenzar la guerra, la zona republicana advirtió la carencia que
tenía en los mandos medios, así como en el número de soldados
(téngase en cuenta que apenas estalló el golpe de Estado, la
República licenció a todos los reclutas ante el temor de que fuesen
llamados a las filas del bando faccioso).
Es así que
se observa cómo la mujer en la zona republicana llega al frente
fusil en mano. Aquí vemos en esta imagen –La Vanguardia, 20 de
septiembre de 1936- a «Pilar Pérez Llopis,
Sargento del batallón de Valencia», según
dice a pie de página.
«La
mujer madrileña y la lucha contra el fascismo», así
reza la portada del diario barcelonés “La Vanguardia”, a fecha
de 27 de enero de 1937.
Madrid no
caerá nunca en poder del fascismo. Todo el pueblo, hombres y
mujeres, ha sabido formar una barrera infranqueable. Las pruebas de
heroísmo se suceden y, al cabo de dos largos meses de asedio, sigue
siendo la ciudad invicta que ha de convertirse en tumba de la
reacción. He aquí un grupo de milicianas que actúa en el sector
del centro.
En el verano
de 1936 la figura heroica de la miliciana se convirtió rápidamente
en el símbolo de la movilización del pueblo contra el fascismo.
Vemos cómo en la cartelería de guerra aparecían mujeres con el
gesto heroico. Imagen que contrastaba con la imagen tradicional de la
mujer como subordinada.
Esta imagen
sin duda alguna rompedora fue utilizada estratégicamente como forma
de campaña para hacer que los hombres acudiesen a la llamada, si
acaso incluso sintiéndose heridos en su virilidad.
Desde el
comienzo, la participación mayoritaria de la mujer fue en la
retaguardia (Como dice el editorial de la Vanguardia de 10 de enero
de 1937 antes citado: Alguien lanzó la consigna «¡faltan ropas,
faltan lavanderas, faltan enfermeras!»; las mujeres la entendieron y
abandonaron los arreos castrenses por otros de apariencia más
pacífica, pero no menos valerosos»). Sin embargo, un cierto sector
de mujeres sí llegó al frente, dispuestas para el combate. Iban al
frente ávidas de defender los derechos que habían adquirido en el
periodo republicano. Fue el momento de famosas milicianas como Lina
Odena, Rosario Sánchez "La Dinamitera", la vasca Casilda
Méndez y muchas más. No obstante, incluso en los frentes, existía
un marcado grado de división sexual del trabajo ya que normalmente
las mujeres realizaban las labores de cocina, de lavandería,
sanitarias, correo, de enlace etc. si bien es cierto que muchas
lucharon como soldados emprendiendo a menudo acciones de combate.
Pasados, sin embargo, esos primeros meses de euforia revolucionaria, el papel de la mujer fue reorientado de otra manera. La imagen militarista de la miliciana desapareció de los carteles y empezaron a aparecer mujeres en imágenes más tradicionales, dedicadas a las tareas típicas de asistencia social. A partir de ahora, las mujeres fueron las heroínas de la retaguardia, modelo a imitar por todas ellas. Esta imagen llegó a ser un factor importante en las estrategias para movilizar a las mujeres hacia las causas antifascista y revolucionaria. En este ámbito no beligerante, miles de mujeres se lanzaron a esfuerzos bélicos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en servicios sociales, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de apoyo a los combatientes. Las mujeres pues, desempeñaron un papel decisivo en la resistencia civil al fascismo.
La imagen
que encabezaba esta columna, de La Vanguardia, de 27 de enero de
1937, contrasta fuertemente con las dos páginas que contenía su
interior, en cuyas imágenes se observa como la gran mayoría de
personas que allí se empleaban por la causa de la guerra, eran
mujeres.
La Vanguardia, a 2 de septiembre de 1936: “La mujer y la lucha antifascista”, o cómo ilustrar un diario de la zona republicana con una imagen que bien podría haber ilustrado el “Arriba”.
27 de Septiembre de 1936: “Ropas de invierno para los milicianos”.
- ¿Se utilizó a las mujeres como objeto de cartelería?
- ¿Hubo milicianas «con la pata quebrada»?
- ¿Se utilizó a las mujeres como costureras-lavanderas-enfermeras de forma casi exclusiva?
- ¿La mujer en el frente fue un reclamo? ¿norma o excepción? ¿Se ha idealizado el papel de la mujer en la guerra civil?
Este artículo tiene como única
pretensión dar lugar a una reflexión en base a lo dicho, sobre el
papel de las milicianas en la Guerra Civil.
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