Texto: Mirella Giglio Busetto
Blancanieves y su madrastra, dos estereotipos de los cuentos infantiles |
Todas hemos oído en nuestra infancia, y seguramente hemos contado
también luego, cuentos infantiles; los clásicos, los cuentos de
Charles Perrault, de los hermanos Grimm, de Hans Christian Andersen.
Y seguro que también hemos visto sus adaptaciones cinematográficas
de la mano de Walt Disney. Nos hemos conmovido con las dificultades
de Cenicienta, de Blancanieves, o de Bella, hemos reído y hemos
disfrutado de su final feliz. Pero si nos paramos a analizar el papel
de la mujer en esos cuentos, creo que la emoción más común será
la indignación o la rabia.
Nadie pretende que en un cuento infantil los personajes tengan
profundidad o matices. Están hechos para entretener, para enseñar
valores, para preparar a la niña y al niño a su vida en sociedad. Y
es precisamente por eso que si queremos leer a nuestras peques unos
cuentos tradicionales, será mejor que lo hagamos de forma crítica y
preparándolas para luchar contra estereotipos que, si eran
“normales” en la sociedad atrasada y patriarcal de los siglos
XVII, XVIII y XIX, son intolerables en una sociedad moderna en la que
la mujer reivindica su espacio como sujeto activo, libre e
independiente.
Vamos a recordar, por ejemplo a la más clásica y popular:
Blancanieves. Es bella, y cómo no, provoca envidia. Porque las
mujeres, en los cuentos infantiles, o son sumisas o son perversas.
Huyendo de la pérfida madrastra (ahí también: las madrastras
siempre son perversas), es acogida por los siete enanitos. Y aquí
viene lo mejor: para pagar su hospitalidad, se ve normal que se
convierta en su criada a tiempo completo: cocina, limpia, lava...Pero
no es solo eso. Es que la pobre, dicen en el cuento, no piensa mal
de nadie. Hoy diríamos que es tonta de remate. Pase la primera vez
que intentan matarla, pero que siga confiando después, a pesar de
las advertencias de sus protectores enanitos, ya tiene delito. Y
naturalmente, su ingenuidad, sometimiento y belleza tendrán premio:
el indispensable príncipe la ve, y ni muerta ni nada, se enamora de
ella y se la lleva. Mensaje: sé buena, obediente, sumisa, inocente,
aguanta todas las barbaridades que te hagan y tendrás premio. ¿De
veras queremos trasladar este mensaje a las futuras generaciones de
mujeres?
Este es en general el papel de la mujer en los cuentos
infantiles tradicionales: sumisa, ingenua a veces hasta la estupidez;
incapaz de defenderse de los malos tratos y de los abusos; siempre a
la espera de algún héroe que la salve de un destino cruel, sea
príncipe, minero o leñador (aunque el “premio gordo” se lo
suele llevar el príncipe, ya que nunca esas heroinas se enamoran de
los leñadores ni de los mineros); siempre dispuesta a seguir al
primer príncipe que se quiera casar con ella. Además, dan a
entender que el fin último de una mujer es encontrar a un hombre que
la quiera, que la proteja y que se case con ella. No hay otro destino
para ella, no hay otra posibilidad de realización personal.
Obviamente las condiciones hoy en día son diferentes, pero el
mensaje que lanzan estos cuentos puede ser igual de dañino para la
educación de las nuevas generaciones. Y aunque hay modernos cuentos
infantiles que transmiten diferentes valores, es recomendable por
parte de unas personas adultas preocupadas por la educación de las
nuevas generaciones una gran atención a la hora de escoger y leer
cuentos, ya que en la onda de patriarcado neoliberal que asola
nuestros países,se ha dado el caso incluso de una editorial
(española) que ha publicado una colección de cuentos infantiles
“para niños” y “para niñas”, con sus respectivas cubiertas
rosa y azules. Todo un hito en reproducción de estereotipos
machistas.
Puede que encontremos, buscando y rebuscando, cuentos infantiles
libres de estereotipos y valores patriarcales, pero si no, siempre
nos quedará la alternativa de revisitarlo con nuestras pequeñas
oyentes desde una perspectiva crítica, feminista. ¿Qué harías si
una malvada madrastra te maltratara? ¿Seguirías cantándole a los
pajarillos y sometiéndote o defenderías tus derechos? ¿Estás
segura que querrías ser reina, o no preferirías a lo mejor ser
astronauta o médico?¿Y qué te parecería el baile en el que el
príncipe escoge su futura mujer? ¿Qué pasar si el príncipe es
antipático? ¿Y por qué debe ser él el que escoge? No te sientes
tratada como un animal en una feria de ganado? Provoquemos la
reflexión y la imaginación para discutir esos odiosos estereotipos,
que por otra parte se reflejan en ciertos programas de televisión
muy populares y muy “modernos” que, con su difusión, pueden
echar por alto decenios de lucha feminista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus aportaciones.
Los comentarios son moderados por las administradoras de la página. En breve, valoraremos tu comentario con el objetivo de su inclusión.
Saludos.